lunes, 24 de mayo de 2010

experiencia de satisfaccion ( lo vamos a leer en clase)

La interpretacion de los sueños. Sigmund Freud Capitulo VII . Apartado C. "La realizacion del deseo"
La experiencia de satisfaccion
No tenemos dudas de que este aparato ha alcanzado su perfección actual sólo por el camino
de un largo desarrollo. Intentemos trasladarnos retrospectivamente a una etapa más temprana
de su capacidad de operación. Supuestos que han de fundamentarse de alguna otra manera
nos dicen que el aparato obedeció primero al afán de mantenerse en lo posible exento de
estímulos(270), y por eso en su primera construcción adoptó el esquema del aparato reflejo que
le permitía descargar enseguida, por vías motrices, una excitación sensible que le llegaba desde
fuera. Pero el apremio de la vida perturba esta simple función; a él debe el aparato también el
envión para su constitución ulterior. El apremio de la vida lo asedia primero en la forma de las
grandes necesidades corporales. La excitación impuesta {setzen} por la necesidad interior
buscará un drenaje en la motilidad que puede designarse «alteración interna» o «expresión
emocional». El niño hambriento llorará o pataleará inerme. Pero la situación se mantendrá
inmutable, pues la excitación que parte de la necesidad interna no corresponde a una fuerza
que golpea de manera momentánea, sino a una que actúa continuadamente. Sólo puede
sobrevenir un cambio cuando, por algún camino (en el caso del niño, por el cuidado ajeno), se
hace la experiencia de la vivencia de satisfacción que cancela el estímulo interno, Un
componente esencial de esta vivencia es la aparición de una cierta percepción (la nutrición, en
nuestro ejemplo) cuya imagen mnémica queda, de ahí en adelante, asociada a la huella que
dejó en la memoria la excitación producida por la necesidad. La próxima vez que esta última
sobrevenga, merced al enlace así establecido se suscitará una moción psíquica que querrá
investir de nuevo la imagen mnémica de aquella percepción y producir otra vez la percepción
misma, vale decir, en verdad, restablecer la situación de la :satisfacción primera. Una moción
de esa índole es lo que llamamos deseo; la reaparición de la percepción es el cumplimiento de
deseo, y el camino más corto para este es el que lleva desde la excitación producida por la
necesidad hasta la investidura plena de la percepción. Nada nos impide suponer un estado
primitivo del aparato psíquico en que ese camino se transitaba realmente de esa manera, y por
tanto el desear terminaba en un alucinar. Esta primera actividad psíquica apuntaba entonces a
una identidad perceptiva(271) o sea, a repetir aquella percepción que está enlazada con la
satisfacción de la necesidad.
Una amarga experiencia vital tiene que haber modificado esta primitiva actividad de
pensamiento en otra, secundaria, más acorde al fin {más adecuada}. Es que el establecimiento
de la identidad perceptiva por la corta vía regrediente en el interior del aparato no tiene, en otro
lugar, la misma consecuencia que se asocia con la investidura de esa percepción desde afuera.
La satisfacción no sobreviene, la necesidad perdura. Para que la investidura interior tuviera el
mismo valor que la exterior, debería ser mantenida permanentemente, como en la realidad
sucede en las psicosis alucinatorias y en las fantasías de hambre, cuya operación psíquica se
agota en la retención del objeto deseado. Para conseguir un empleo de la fuerza psíquica más
acorde a fines, se hace necesario detener la regresión completa de suerte que no vaya más allá
de la imagen mnérnica y desde esta pueda buscar otro camino que lleve, en definitiva, a
establecer desde el mundo exterior la identidad [perceptiva] deseada. (ver nota)(272) Esta
inhibición [de la regresión], así como el desvío de la excitación que es su consecuencia, pasan a
ser el cometido de un segundo sistema que gobierna la motilidad voluntaria, vale decir, que tiene
a su exclusivo cargo el empleo de la motilidad para fines recordados de antemano. Ahora bien,
toda la compleja actividad de pensamiento que se urde desde la imagen mnémica hasta el
establecimiento de la identidad perceptiva por obra del mundo exterior no es otra cosa que un
rodeo para el cumplimiento de deseo, rodeo que la experiencia ha hecho necesario. (ver
nota)(273) Por tanto, el pensar no es sino el sustituto del deseo alucinatorio, y en el acto se
vuelve evidente que el sueño es un cumplimiento de deseo, puesto que solamente un deseo
puede impulsar a trabajar a nuestro aparato anímico. El sueño, que cumple sus deseos por el
corto camino regrediente, no ha hecho sino conservarnos un testimonio del modo de trabajo
primario de nuestro aparato psíquico, que se abandonó por inadecuado. Parece confinado a la
vida nocturna lo que una vez, cuando la vida psíquica era todavía joven y defectuosa, dominó en
la vigilia; de igual modo reencontramos en el cuarto de los niños el arco y las flechas, esas
armas de la humanidad incipiente ahora desechadas. El soñar es un rebrote de la vida infantil
del alma, ya superada. En las psicosis vuelven a imponerse estos modos de trabajo del aparato
psíquico que en la vigilia están sofocados en cualquier otro caso, y entonces muestran a la luz
del día su incapacidad para satisfacer nuestras necesidades frente al mundo exterior. (ver
nota)(274)
Es evidente que las mociones de deseo inconcientes aspiran a regir también durante el día, y
tanto el hecho de la trasferencia como las psicosis nos enseñan que querrían irrumpir por el
camino que a través del sistema del preconciente lleva hasta la conciencia y hasta el gobierno
de la motilidad, En la censura entre Icc y Prcc, que precisamente el sueño nos obligó a suponer,
hemos reconocido y honrado entonces al guardián de nuestra salud mental. Pero, ¿no es un
descuido del guardián el que reduzca su actividad durante la noche, dejando así que lleguen a
expresarse las mociones sofocadas del Icc y haciendo de nuevo posible la regresión
alucinatoria? Creo que no; en efecto, cuando el guardián crítico se entrega al reposo -y tenemos
pruebas de que no se adormece muy profundamente-, cierra también la puerta a la motilidad.
Pueden ser permitidas cuantas mociones de lo Icc (inhibido en todo otro caso) quieran pulular
en el escenario; ellas resultan inofensivas porque no son capaces de poner en movimiento al
aparato motor, el único que puede actuar sobre el mundo exterior trasformándolo. El estado del
dormir garantiza la seguridad de la fortaleza en custodia. Menos inofensiva es la situación
cuando el desplazamiento de fuerzas no es producido por la relajación nocturna del gasto de
fuerzas de la censura crítica, sino por un debilitamiento patológico de esta o por un refuerzo
patológico de las excitaciones inconcientes, mientras el preconciente está investido y las
puertas a la motilidad están abiertas. En tales casos, el guardián es yugulado, las excitaciones
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2 comentarios:

  1. tengo que hacer un tp para psico y nos trabamos en una pregunta ... q tiene que ver con esto pero no caso una...

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